1. Trata a tus clientes como oro.
Hay un viejo dicho en el negocio de los restaurantes: «Si un cliente tiene una gran experiencia en tu restaurante podrá contarle a su familia y tal vez a un par de personas en el trabajo. Pero si tuvo un mal servicio o una mala comida se lo contara a todo el mundo». Conoce sus gustos y lo que no les gusta y atiende sus necesidades. Todo el mundo quiere ser bien recibido cuando entra a un restaurante. Capacita a tu equipo para que traten a todos como si fueran especiales.
2. Motiva a tu equipo.
Si tus cocineros, gerente o miembros del personal del restaurante cuentan con una gran idea, asegúrate de recompensar y reconocer sus logros, no sólo internamente, si no a los clientes en general. Al reconocer la gran obra, serás visto como alguien que está rodeado de gente con talento. A su vez, el personal trabajará más duro porque te tomaste el tiempo de reconocer su contribución.